Papantla, Veracruz (22 de septiembre de 2016).- El hermano de uno de los dos sacerdotes asesinados en Veracruz, aseguró este miércoles que las autoridades encubren el crimen organizado cuando alegan que los homicidios fueron resultado del consumo de alcohol.
“Estamos en desacuerdo” con las conclusiones oficiales, dijo este miércoles Moisés Jiménez, hermano de Alejo Nabor Jiménez, una de las víctimas.
El fiscal de Veracruz, Luis Ángel Bravo, “dice que fue un convivio de borrachos, eso no se debe manejar de esa manera. Está tratando de cubrir su ineptitud”, añadió.
Los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez y José Alfredo Suárez fueron sustraídos el domingo de su propia parroquia en Poza Rica, en el estado de Veracruz, antes de ser asesinados.
Sus cadáveres fueron hallados el lunes entre la maleza de un paraje carretero cercano. Según las autoridades, uno de ellos tenía nueve impactos de bala y el otro uno, en tanto que los atacantes robaron unos 252 dólares de limosnas y dos vehículos.
Al día siguiente, el fiscal Bravo aseguró que no se trataba de dos sacerdotes sino de un sacerdote y un sacristán, y que ambos conocían a sus agresores, pues justo antes del ataque “estaban conviviendo y tomando unas copas” en la parroquia.
Según el fiscal, los asesinatos fueron cometidos “al calor de las copas” y “es rotundamente falso” que fuera un ataque del crimen organizado.
Pero para Moisés Jiménez, “hay muchos detalles que indican que fue el crimen organizado”.
La fiscalía no ha podido informar sobre quiénes o cuántos eran los atacantes, mientras que Moisés Jiménez, basándose en el testimonio de un supuesto testigo que no identificó, aseguró que los atacantes eran cinco varones y una mujer.
“No creo que alguien tan común como yo pueda tener más información” que las autoridades, argumentó, al estimar que el fiscal “está cubriendo al crimen organizado”.
Desde que el presidente Enrique Peña Nieto asumió el mandato, en diciembre de 2012, 14 sacerdotes, un seminarista y un sacristán fueron asesinados, según el Centro Católico Multimedial.
Veracruz es escenario de sangrientas disputas entre los cárteles Los Zetas y Jalisco Nueva Generación, que buscan acaparar las rutas del narcotráfico hacia Estados Unidos, el robo de combustible de la estatal Petróleos Mexicanos, así como los secuestros y extorsiones contra pobladores e indocumentados de Centroamérica.
Fuente: Noticias MVS.