Los problemas del gobierno ilimitado

Abelardo Medellín

La nueva campaña de imagen institucional que ha desplegado el Gobierno del Estado de San Luis Potosí tiene problemas profundos en los dos aspectos que, si estuviera bien planificada y pensada, en realidad debería atender: el fondo y la forma.

Desde el pasado martes 22 de abril, el Gobierno del Estado de San Luis Potosí comenzó a difundir por sus canales oficiales, boletines y comunicados en los que comenzaba a figurar la frase “sin límites” como nuevo identificador de sus actividades. Luego de una semana de promover a frase en una veintena de boletines, finalmente las dependencias del gobierno cambiaron oficialmente su imagen institucional y oficializaron el “sin límites” como el eslogan para los próximos cuatro meses.

A la par de este re lanzamiento de la imagen oficialista, comenzó a circular entre la prensa el manual de nueva imagen institucional en lo que se exponen los logos, motivos y la “nueva visión” del gobierno sobre sí mismos.

“El cambio de eslogan de ‘Potosí para los potosinos’ a ‘Potosí sin límites’ refleja nuestra visión de futuro y nuestra determinación de impulsar el desarrollo y el progreso en nuestra comunidad. Ya no nos limitamos a servir a los potosinos, sino que nos proyectamos hacia un futuro sin límites, donde las oportunidades y la prosperidad sean para todos”, se lee en la página tres de dicho manual.

En lo referente al fondo de la nueva campaña, el problema es mayúsculo e injustificable. En años pasados, los eslogans de la administración solo podrían ser criticados por su aparente disonancia con sus acciones. ¿Potosí para los potosinos mientras el gabinete se llena de fuereños?, ¿más apoyo mientras queda vez más claro que el apoyo es solo para quien se afilia al PVEM? Sin embargo, el nuevo eslogan pareciera una declaración del peor vicio que padece esta administración: un fetichismo político por el poder ilimitado.

El “sin límites” del gobierno pareciera rivalizar con la filosofía de la mesura que sostiene la frase “todo en exceso es malo”; pero al mismo tiempo cumple muy bien con el tipo de gobierno que ha demostrado ser el de Ricardo Gallardo Cardona.

El Gobierno del Estado no puede hacer un puente bien planeado y funcional para la capital potosina, debe hacer cinco puentes con el adorno absurdo de tirantes inútiles; no puede concentrarse en un programa planificado que permita el acceso a la cultura de la población, debe desperdiciar 600 millones de pesos en una Arena improductiva que necesita desfondar otros negocios para mantenerse vigente; no puede conformarse con hacer un evento significativo que muestre el compromiso del gobierno con la población y ahorre tiempo para concentrarlo en otros problemas, no, debe hacer mil posadas, un evento inaugural en cada calle, debe acarrear todos los ciudadanos que pueda para asegurar la cantidad de aplausos mínimos requeridos.

Esta administración siempre ha sido una caracterizada por extralimitarse, pero pareciera que ahora no le da pena admitirlo. No le da pena admitir que los límites de la división de poderes le estorban y por eso ha operado para tener mayorías serviles; no le apena negarse a seguir los límites del ejercicio adecuado del gasto y por ello no le importa cerrar cada año con deuda a la Universidad y partidos políticos; no le apena confesar que los límites de dependencias federales le molestan y por eso sale el gobernador a vociferar pestes y declararle la guerra contra el INAH por negarla un capricho.

Por estas razones, es que el eslogan de “sin límites” es una muy atractiva promesa para la promoción de un paquete de telefonía celular, pero una oscura e indeseable propuesta cuando se trata de un gobierno.

Hay quienes defendían la nueva imagen y afirmaban que el gobernador y su equipo, ellos solitos, habían edificado tan vulgar monumento al cinismo discursivo, y pues nada podría sorprendernos menos… ellos y solo ellos podrían creer que una propuesta así de simplona y al mismo tiempo perniciosa podría ser algo bueno que presumir a estas alturas y con una racha tan mala por detrás.

En su documento afirman “ya no nos limitamos a servir a los potosinos”, como si en algún momento lo hubieran hecho con la efectividad de quien puede darse el lujo de dejar de hacerlo o peor aún, de quien con una profunda ignorancia cree que le corresponde hacer otra cosa. Por supuesto que deberían limitarse a servir a los potosinos, no porque queramos acaparar el beneplácito de su ayuda, sino porque esa es la obligación a la que sirven.

¿A quién quieren ayudar entonces?, ¿más personal traído de la CDMX bajo el brazo de Héctor Serrano?, ¿más personal de Tamaulipas sugerido por el padrino político del gobernador?, ¿quieren ayudar ahora a los compañeros en el Senado de Ruth González, quienes con enorme desfachatez política bloquearon la iniciativa anti nepotismo para asegurar que la gubernatura potosina siga bajo las reglas de la misma casa?

Pues si ya no se van a limitar a ayudar potosinos, entonces, y merecemos saberlo… ¿quiénes merecen más su atención?

Luego tenemos el problema de forma. Sería inútil criticar la insistencia con los colores verdes, porque claramente a estas alturas del gobierno modificar ese esquema sería, incluso, innecesariamente oneroso; justo por eso la verdadera cuestión es: ¿es necesario cambiar de imagen cada año?

Quizá los asesores con sueldo inflados que abusan de la palabra “fresco” y “branding” le han hecho creer al gobernador lo contrario, pero un gobierno, sobre todo uno funcional, no necesariamente debe actuar como un perfil de redes sociales que debe estar en contaste cambio para seguir en “la conversación”.

Este problema de forma trastoca un tema de fondo y revela, una vez más, la perversidad con la que operan las campañas verdes de esta administración.

A ver, un gobierno no debería requerir cambios constantes de imagen porque a diferencia de una marca o un personaje de redes, en el papel, un gobierno no tiene necesidad de “seguir vigente”. Los gobiernos, están sujetos a administraciones que deberían aspirar a entender su condición temporal. Un trienio, un sexenio si se lo permiten, y nada más… ¿por qué quisiera seguir vigente para la población, si la temporalidad de tu mandato está limitada por un periodo y los únicos motivos que la gente debería considerar para la continuidad de tu proyecto son tus resultados y acciones?

Más allá de la innecesaria ilusión de permanencia que el gobierno ha creído y nos ha obligado a observar en calles y redes sociales, la problemática de tener una imagen que obligan a que todos atiendan, es que llega un punto en que tal imagen raya incluso en el insulto a nuestra inteligencia.

El mismo día que el gobierno comenzó a difundir en las redes de todas las dependencias su nuevo paquete de imágenes homólogas, el ex fiscal del estado y ex secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, José Luis Ruíz Contreras, comenzó compartir en redes sociales las imágenes de su campaña como candidato a magistrado local del Supremo Tribunal de Justicia.

En esta campaña donde el reconocimiento del candidato y su vinculación con la boleta en la que aparecerá es vital para asegurar el voto, muchos candidatos han optado por que el color insignia de sus imágenes en redes sean del color de la boleta donde aparecerán; sin embargo, llamó la atención que el ex secretario y ahora candidato no optó por dicha opción, sino que decidió que las imágenes de su campaña serían con tonos verdes y rosas con fondos blancos, idénticos a la gama de colores del nuevo manual de imagen del gobierno estatal.

¿Qué necesidad de forzar al vínculo entre el candidato y el gobierno? Su boleta en efecto será la rosa, ¿pero por qué usar el verde “Ecologista” dentro su propaganda?, ¿o es acaso que hay un segundo manual dedicado exclusivamente para los candidatos oficialistas de la elección judicial y que también se elaboró al interior de Palacio?

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es Jefe de Información de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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