Humo y Espejos: Jano Segovia y su flagrante conflicto de intereses

Abelardo Medellín Pérez

Alejandro Segovia Hernández “Jano”, ex diputado local, ex alcalde de Matehuala y actual diputado por el distrito 1 de San Luis Potosí, no ha logrado hasta ahora trascender por su maestría en la función pública, como efectivamente lo ha hecho en su trabajo como empresario en el altiplano potosino.

De forma coincidente, el esfuerzo de sus años como empresario, terminó de cuajar y multiplicó sus resultados a la par que, el hoy legislador federal, comenzó a ostentar cargos públicos.

Algunos podrían incluso pensar que aquellos aprendizajes como empresario y trabajador en negocios pequeños, le sirvieron para gestionar adecuadamente los recursos públicos y sus bienes privados, idealmente por separado, durante el periodo en que fungió como alcalde o diputado. ¿Pero qué tan bien los gestionó y por qué parece que ese tiempo como funcionario no le enseñó nada sobre conflictos de intereses?

Para comenzar con el esbozo, valdría la pena mencionar primero que el conflicto de interés puede ser entendido como “un conflicto entre las obligaciones públicas y los intereses privados de un servidor público, cuando estos intereses pueden tener la capacidad para influir impropiamente en el desempeño de sus actividades como servidor público”, esto de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Según la organización no siempre tiene que haber un acto de corrupción comprobable para que sea categorizado como conflicto de interés, sino que también pueden existir conflictos de interés potenciales, cuando se tienen condiciones para que el servidor público incurra en uno real, o conflictos aparentes, cuando los perfiles de quienes ocupan un cargo público tienen diversos intereses que preocupan a la ciudadanía respecto a su desempeño.

Ahora, ¿por qué mencionar el conflicto de intereses si el diputado, aparentemente, no ha incurrido en ninguno?, puede que hasta ahora el legislador no haya obrado en este sentido, pero tampoco ha hecho por ocultar su claro desconocimiento de un tema tan sensible.

El pasado lunes 4 de septiembre, el legislador Jano Segovia visitó Matehuala, la cabecera de su distrito, donde convocó a una rueda de prensa para presentar el informe de su primer año de trabajo legislativo.

Luego de pedirle a alguien más que presentara las métricas de su trabajo como diputado, durante una ronda de preguntas, se le cuestionó al diputado cuáles eran los proyectos y prioridades con los que se beneficiaría a la región; luego de divagar en adulaciones para el gobernador y el presidente de la república, Jano Segovia se tomó un momento, interrumpió su respuesta sobre el trabajo legislativo y en horario laboral, frente a los micrófonos de la prensa regional y ostentando sus logotipos de diputado dijo:

“También quiero decirle y compartirles en otro tema, vamos a seguir invirtiendo como empresarios, vienen dos inversiones fuertes de parte de la familia, familia Segovia Hernández, para aquellos que les duele también la inversión, quiero recordarles algo, a ustedes no se les va a olvidar, soy cajero me siento orgulloso y nunca voy a dejar de ser cajero, voy a seguir creciendo, llevamos 38 años en la frutería y todavía está la frutería, la gasolinería de Cedral lleva 28 años, el Hotel Mina Real lleva 12 años, el de Cedral lleva 13 o 14 años, son inversiones de familia, la gasolinería Poca Luz lleva cerca de 10 años, para los que preguntan de dónde se produce la inversión que tenemos aquí está”.

Sin un gramo de consideración por la pregunta hecha por la reportera y olvidando completamente el hecho de que estaba ahí para informar de su trabajo dentro de la Cámara, el diputado se retiró el título de legislador unos segundos para elaborar, frente a los medios ahí presentes, un comercial (a título personal) con el que promocionaría su frutería, su hotel, sus gasolineras y hasta el apellido que respalda dichos negocios.

En otro momento de la rueda de prensa, el diputado aprovechó para confirmar que se construyeron obras en su administración como alcalde, que se dispusieron en lugares donde coincidentemente, él tiene terrenos.

“Las inversiones que se hicieron en obra, donde yo tengo terrenos, es la calle Mante, si no les parece, vayan a verla a las 6 de la mañana como la calle Mante, la que está frente la Normal, cómo vino a desahogar la avenida Roble (…) yo no me beneficié, se benefició toda la ciudadanía (…) ¿cuál es el beneficio para mí?, es para la ciudad, es para los empresarios que pagan sus impuestos”, dijo el diputado y empresario en una clara alusión a sí mismo como digno beneficiado.

Por un lado, el diputado acepta que efectivamente tiene terrenos donde se construyeron obras públicas y utiliza espacios convocados por su figura como diputado para promover sus negocios; por otro, Jano Segovia ignora de forma categórica la fracción XI y consecuentes del artículo 8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos que es muy clara en lo correspondiente a la forma en que un servidor público debe excusarse de intervenir en asuntos que beneficien a familiares o socios.

En este caso no solo no se ha excusado, sino que de forma pública presumió como resultado de su trabajo el amasamiento y prosperidad de diversos comercios y negocios que llevan como sello su apellido.

No es la primera vez que la indistinguible línea entre el Jano Empresario y el Jano Funcionario se sobrepone a su compromiso público como diputado. 

En abril pasado, Astrolabio Diario Digital reveló que Segovia Hernández utilizó apoyos de la Cámara de Diputados para rentar durante dos meses una camioneta por 104 mil 400 pesos a una empresa de construcción que no se dedica al arrendamiento de vehículos y que negó tener camionetas en renta.

Ante la publicación de dicha investigación, medios locales en Matehuala intentaron conseguir una explicación de parte del legislador, quien se negó a dar declaraciones y afirmó que solo hablaría del caso hasta que hubieran pasado los festejos del Día del Niño que organiza anualmente su gasolinera.

“Primero es la fiesta del niño y después es la fiesta política, hoy vamos a concentrarnos en la fiesta de los niños, más adelante nos estaremos deteniendo con la fiesta política, ¿ok?”, dijo entonces.

El abstenerse a dar una explicación tan necesaria para esclarecer el caso en cuestión, pareciera violar el párrafo segundo de la fracción XII del artículo 8 de la normativa arriba mencionada, en el cual se lee:

“Habrá intereses en conflicto cuando los intereses personales, familiares o de negocios del servidor público puedan afectar el desempeño imparcial de su empleo, cargo o comisión”, descripción que parece aplicar en una situación donde Jano Segovia no pudo apegarse al principio básico de transparencia que debe guiar a los funcionarios.

Prefirió ser opaco y así no opacar el festejo de su empresa.

Antigua es la práctica entre la especie política mexicana de ignorar los recatos mínimos y ser claros sobre las intenciones; lo que sorprende en el caso de Segovia Hernández es que, tras años en el servicio público, nadie le haya enseñado la frase “al César lo que es del César” o quizá una versión parafraseada: “al empresario lo que se gane de la empresa y al servidor público lo que le competa desde lo público”.

Probablemente la parte más obscura de esta historia, sea tener que descubrir en unos años cuál es su desenlace: ¿el diputado dejará la palestra pública y decidirá que los laureles cosechados son suficientes para descansar en ellos, o es acaso que trienios y trienios no han sido suficientes para poner en alto el negocio Segovia Hernández que requerirá de un cargo más para conseguir la expansión comercial que, sea conflicto de intereses o no, asegure el patrimonio de quienes lo hereden?

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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