Por Victoriano Martínez
La transparencia y el derecho de acceso a la información pública se describieron con la analogía de poner la aplicación del erario y la toma de decisiones en la administración pública en una vitrina para que todo mundo pudiera conocer cómo se ejerce el gobierno.
A casi 20 años de la primera ley de transparencia del país, cada día se confirma que los personajes que se apoderaron de los órganos garantes de la transparencia confundieron la vitrina con un escaparate para exhibir que el tamaño de sus egos atenta proporcionalmente en contra del derechos de acceso a la información pública… y alimenta la opacidad.
A las 10:00 horas de este viernes 19 de noviembre, en el edificio de Posgrado de la Facultad de Derecho UASLP, se presentará el Diccionario de Archivos, “la última publicación editorial del Instituto Nacional de Transparencia Acceso a la Información y Protección de Datos personales (INAI) y el Archivo General de la Nación (AGN)”, según un mensaje casi secreto que circuló la CEGAIP.
Lo valioso del contenido de las 240 páginas del documento queda opacado por el costoso tour en el que se han embarcado los comisionados del INAI para recorrer el país so pretexto de hacer la presentación del Diccionario.
Tan en secreto organizó la CEGAIP la presentación del Diccionario, que en su página Web no apareció ninguna invitación pública al evento, en tanto que en los 15 tuits y 3 retuits que publicó en su cuenta de Twitter en los últimos dos meses sólo hay una referencia a los preparativos, pero no más.
“Agradecemos al Mtro. Alfonso Rojas Vega, Director General de Gestión de la Información del @INAImexico, por su visita de trabajo para preparar las Jornadas de Archivo del próximo 18 y 19 de Noviembre. #MerecesSaber”, dice el tuit publicado el 20 de octubre a las 14:13 horas.
Si los comisionados del INAI tienen en actos como el de esta mañana el pretexto para acaparar la vitrina de la administración pública, sus colegas de la CEGAIP aportan –con la discreta y casi secreta organización del evento– el indicador de que se trata de actividades organizadas a modo, con un público preseleccionado, para evitar que se cuele algún usuario inconforme.
Una organización tan controlada de la asistencia, que abrieron en Google Formularios un espacio de “Inscripción EVENTO 19 DE NOVIEMBRE 2021” para el registro de asistentes con cupo limitado a 80 personas… que prácticamente se abrió con cupo lleno.
“Buenas tardes. Gracias por ingresar, sin embargo el registro cerró el día debido a que hemos llegado al límite de cupo de 80 asistentes, por lo que le invitamos a seguir la transmisión vía redes sociales de la CEGAIP”, arrojó el intento de registro.
Si el evento no se promovió públicamente, la gran demanda de asistentes sólo se puede explicar porque 80 adivinos se pusieron vivos para apartar lugar… o porque la CEGAIP circuló invitaciones para contar con una audiencia cómoda, sin descartar a los integrantes del Sistema Nacional de Transparencia que acuden a cuanta reunión organizan entre ellos porque “les encanta viajar”.
¿Qué aporta una reunión cerrada en los hechos al público en general y que sólo sirve para inflar el ego de los comisionados a la promoción del ejercicio del derecho de acceso a la información pública y, peor aún, a reforzar la garantía de su cumplimiento y la transparencia gubernamental? Nada. No hay garantes de transparencia, sólo publirrelacionistas que la usan para promover su imagen.
Una transmisión del acto vía redes de una CEGAIP que prácticamente las mantiene inactivas y sólo las usa para tratar de atraer simpatías de las autoridades en turno, hablar de cualquier tema menos del derecho que debe garantizar, y hasta para felicitar al gobernador del estado por su cumpleaños, difícilmente puede considerarse apertura al público en general.
Si el elocuente silencio de la CEGAIP ante la opacidad del gobierno que inicia exhibe su nulo compromiso como órgano garante de la transparencia, que las propias actividades que organiza y debería promocionar ampliamente las maneje prácticamente en secreto dan cuenta del extremo en que se suma a las filas de la opacidad gubernamental.
